28 sept 2013

Plumas aplastadas.

Recuerdo que era libre hasta los huesos.
 Recuerdo que creía que iba a ser libre hasta el final.
Era tan libre que ni siquiera tenia en cuenta lo libre que era. 
Era como un pájaro que siempre iba a  tener algún rincón del cielo sin volar.

Las cañitas de bambú como flautas y las piedras musicales como tamborcitos. No faltaba la música y sin embargo tampoco tranquilidad. Desde mi hamaca paraguaya se veía el horizonte  y sobre el las nubes jugaban con sus formas y me hacían adivinar adivinanzas.
Me recostaba desnuda en el pasto a ver el  recorrido en forma de abanico que hacia el Sol en el cielo. Con el, la gama de colores y el tiempo jugaban a cambiar a cada momento. 
No había nada que se interpusiera entre mis ganas de realizar un deseo y la condición física del Universo; yo era aquella que tomaba largas siestas en balsas sobre el mar y paseaba a los perros en los aros de Saturno. 
Si la noche ya se hacia presente, la Luna se acomodaba para mi y me dejaba en su luz leer algunos cuentos  que un día un árbol me dejo por ahí.
No había nada que me recordara que todo esto iba a acabar; todo tenia un tinte infinito que hacia de mi boca una sonrisa, y a mis preocupaciones, pasajeras. Si algún día llegaba a saltar muy lejos de mi nube y no tenia que comer, al día siguiente crecía un manzano tan, tan alto que me rozaba las pestañas al despertar. 

Pero nada es infinito,   y aquí estoy.

No se que día paso esto, pues los números no tienen importancia para mi. Pero sucedió una mañana que me desperté y no estaba en mi acostumbrado verde y mi alto celeste; estaba en un gris angustiado y tenebroso. 
Abrí los ojos y me encontré dentro de cuatro muros y un anti-sol sobre mi. Parecía un lugar que prohibía terminantemente  la entrada de mariposas y el sonido de las sonrisas. 
Estuve un tiempo intentando entender si estaba soñando y aun no había despertado, o si tal vez me había caído del mundo y termine en alguna dimensión extraña. Eso podía ser por que a veces los elefantes y la tortuga que sostienen al globito se balancean y eso es muy peligroso. Y seguramente yo en ese momento estaba en algún abismo de por ahí, retando a las alturas, jugando a ser mayor.

La cuestión empezaba a desesperarme; estaba desnuda, sucia y con hambre entre cuatro paredes y un techo. Tenia la impresión por momentos de escuchar voces que venían desde afuera. No las entendía, no hablaban con mis palabras. Pero lo que si notaba es que fabulaban y esperaban que hiciera alguna gracia, o no se. Como esperando algún comportamiento extraño o que al fin hiciera lo que ellos pretendían que yo fuera  a hacer.
Llego un momento en el que estaba tan vencida y desvanecida que sentía a las paredes aproximarse hacia mi y al techo aplastarme el tórax, creándome una especie de asfixia o claustrofobia. 

Cuando era de día se veía todo pero no había luminosidad; mi cuerpo me pedía un poco de luz, estaba como amarilla y con falta de brillo en los ojos. 
En el momento de anochecer, la pequeña habitación se tornaba insufriblemente oscura y fría, dejándome en un rincón, apagada. Mis pupilas se agigantaban con los monstruos que creaba mi cabeza por las noches. Jamas he visto un monstruo, pero esta habitación creo y saco lo peor de mi. 
Hasta busque si había alguna pared imperfecta con un pequeño agujero, para ver si por ahí podía llegar a ver pasar a  una estrella fugaz. Pero siempre fue en vano.
Todos mis esfuerzos, mentales y físicos, estaban agotados de las ganas de salir de ahí.
 No había forma, no había manera de ingeniarse nada, por que nada había allí adentro mas que lo que quedaba de mi.  

He pasado 4 días y 4 noches sin dormir. Creo que un día de estos voy  a morirme con los ojos abiertos. Con miedo, por que yo no se que pueda pasarme en el siguiente minuto. Por que yo no pensaba en esto antes de haber caído aquí. 

Soy un perro viejo en una oxidada perrera.
Soy un   hombre cansado en la ventana de un loquero.
Soy  una niña indefensa en la mas absoluta y ajena guerra.
Soy un pajaro pequeño que alguna vez fue libre y hoy, solo penas le quedan.

Tal vez este sea mi infierno, tal vez alguien quiere que muera en mi adversidad.
El precio de haber sido libre, se paga con el recuerdo de haberlo sido. 





19 comentarios:

  1. Guau, me enganchó mucho esto, es tuyo? Es ficcion? Esta genial, pasaste por muchos estadios, desde la niñez hasta el presente. La frase final es épica.

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  2. La miseria puede tomar infinidad de rostros, en algunos de los cuales ni siquiera podemos pensar aún...

    Suerte con la desesperación!

    J.

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  3. ¡Genial! Bello y trágico como sólo la verdad puede serlo.
    Que sea tuyo o no, es lo de menos. Gracias.

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  4. Por favor no "mueras", ya hay (¿habemos?) muchos muertos con los ojos abiertos.

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  5. Ese mix de estados que no se experimentan muy a menudo, no tiene precio.

    ¡Hermoso!

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    1. y si, querida, soy de géminis. qué otra cosa se podia esperar? jajaja. gracias señorita!

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  6. "Soy un perro viejo en una oxidada perrera.
    Soy un hombre cansado en la ventana de un loquero.
    Soy una niña indefensa en la mas absoluta y ajena guerra.
    Soy un pajaro pequeño que alguna vez fue libre y hoy, solo penas le quedan."

    Devastador... ¡Me encanta! Muy gráfico,sinestesia, encrucijada de te imágenes

    Una muchacha banfileña con tinta en las venas, no sabes cuanto me alegró encontrar este blog por arte de magia ¡Te sigo los pasos literarios, mujer!

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  7. que linda <3 dale te sigo yo también.

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  8. Me siento en un estado alterado similar al tuyo, lo peor es que "la salida" esta ahí, frente a nosotros, sólo que no la vemos porque toda esa tortura nos ciega... la libertad esta un paso de distancia y nosotros a miles de kilómetros de ella, basta recorrer un gran camino para averiguarlo y quizás morir intentando salir.

    Fue un placer leerte.

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  9. noooo, chabón. cómo te salieron esas palabras.
    la libertad esta un paso de distancia y nosotros a miles de kilómetros de ella,
    la libertad, la solución, la salida.
    la respuesta.

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  10. Si tal vez este sea su infierno significa que en algún lado debe tener su cielo, PUES VAYA HACÍA ALLÍ.

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  11. Respuestas
    1. Malditos patovicas. Le digo que el título primero entendí "Pumas aplastadas" y creí que escribía sobre la derrota digna de Los Pumas, por suerte luego me dí cuenta de que no.

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