22 ago 2013

cada loco con su tema

Nunca fui a ver a mi vieja cuando estaba en la Clínica Estrada; me contaba mi papá hace un tiempo que era un lugar tipo The Walkin Dead, donde por un pasillo ibas a ver a el paciente con tu carnet de visitante y para entrar debías pasar por un pasillo donde todos caminaban entre medio vivos y medio muertos pidiéndote plata, comida, cigarros, charla o solo molestar. Encimándose. Un lugar lúgubre y dejado, de esas clínicas que en vez de "curar", enferman.
No llegué a ir ahí pero si la fui a ver bastantes veces al actual psiquiátrico que está ahora, la Clínica privada de Banfield, por allá por el otro lado de la estación.
Recuerdo que antes de entrar dejaba la mochila en un loocker con mis cosas. Entraba solo con el carnetcito, algún jugo, galletitas y puchos. Entraba con solo 3 o 4 puchos; si llevaba el paquete entero era devorado en cuestión de minutos. Recuerdo que una mina de unos 20 años estaba ahí por el paco y me pedía casi con un cuchillo imaginario, y lo peor es que tenía estrictamente restringido el tabaco, por una operación heavy del corazón.

Siempre había un tipo que no paraba de caminar. Entraba dentro del estereotipo del loquito de guerra, del patriota enfermo de patria. Seguramente haya caído en las Malvinas.
Llevaba 6 carteritas puestas al mismo costado, una riñonera; shorts y una radio  "pegada" en el oído, sostenida por una bincha gigante.
Pasaba por todo el patio de recreación hablando solo y quemándose la cabeza. Solo, siempre solo, mostrando frialdad y dejando en claro que piensa que allí son todos locos menos él, que su causa es justa; que su guerra continua. Había algo en él que me gustaba, no se si era que se parecía a Hugh Laurie o que en realidad sus ojos pedían un abrazo, un oído amigo.
Lo que son los caparazones...


Me causó gracia por ahí; había dos viejitos sentados al sol; uno mira al otro y le señala entre balbuceos que se le estaba cayendo la baba;
el otro lo mira de inmediato y le dice que  él también.

Había una pibita que entre cumbias y pacos quedó plasmada en un habla rancio y poco defendible, no se le entendía casi nada. Mi mamá seguramente habla de mí ahí, y algunos allegados a ella me reconocían, "-ella es Belén, la más chiquita" "-qué bueno, vinieron a verte Graciela!  se parece a vos" bla, bla bla...
La mina vio que le llevé algo para leer (no recuerdo que) a mi  mamá y me pidió por favor si algún día le podía llevar algo por que no tiene a quien pedirle. A medida que iba entendiendo le iba diciendo que si, que me pidiera cualquier libro que se lo iba a traer. Me dijo que le encantaba Borges, que siempre que quería leer algo, aunque sea cada asunción de Papa, elegía algo de Borges. Me sorprendió la flaquita; le pregunté cual quería y me dijo que cualquiera. Que no me olvidara. Que me iba a estar esperando.
A los días fui a mi casa y le imprimí el Aleph, lindo cuentillo.
Cuando se lo llevé en realidad ya ni se acordaba, debe estar cansada de que le rompan las promesas, pero bueno...ojalá le haya gustado; también le transcribí otro cuento muy lindo.
Hay otros cielos  donde ir a cantar 
Es muy triste que haya gente en psiquiátricos y otros tipos de clínicas que quedan olvidados por ahi, enfermos para siempre, guardaditos pa no joder hasta el final...Es muy importante en estos casos el sostén familiar, por que en realidad es lo único que uno tiene ahí. Pero bueno, qué se yo, cada familia un mundo...

Y los cuadros que hacen ahí! Preciosísimos, imaginate lo que se puede explayar en un lienzo con tanta nostalgia y paredes al rededor; no hay mal que por bien no venga, eh? Un cuadro más bello que otro, cada mural con un mensaje directo. cada mirada con un cuento que contar.

por último, las caminatas más cargadas eran las de la clínica hasta mi casa; el bondi, las 15 cuadras. Era todo un tramo lleno de sensaciones extrañas, saber que salí y que se quedan ahí; saber que sus realidades son así y pocas veces pueden cambiar. El cansancio mental que tenía ahí dentro, el asombro o la impotencia que sentís ahí no la sentís en otro lado.


18 ago 2013

es la primera vez que no quiero nada en el día del niño. debe ser que se me hace medio descarado pedir un regalo en este día; tengo el costado del ojo morado de un golpe borracho de ayer. O tal vez no tenga nada de malo eso, y siga siendo una niña.
cuando sos un guachito querés ser grande y  hacer las cosas que hacen los grandes para hacer saber que son grandes. Cuando sos alto y tenés bigote, querés volver a ver supercampeones y comerte los mocos. O por lo menos no estar tan cargado de mierda, no saber que hay dos caras en una misma moneda. O lo que vale una moneda, o saber lo que es no tener una moneda.
en fin... deberíamos dejar de hinchar las pelotas un poquito, ser chiquitos cuando somos chiquitos y acostumbrarnos a ser grandes cuando somos grandes.

 aquí uno de mis tatuajes, no me voy a poner a explicar nada, sólo que conmemora la pureza que tiene un alma pequeña.

16 ago 2013

en puntitas de pie

No lo asimilamos cotidianamente, no lo tenemos en la cabeza. Podemos mirar al cielo un par de veces a la semana, pero lo único que podemos llegar a exclamar es
Qué linda luna
Qué fuerte está el sol
Cuántas nubes negras
Se va a largar
Consumiendo solo la información que nos interesa, por que todo aquello que anda afuera lo vemos ajeno. También por que nos da miedo en el fondo, si actuáramos con el indispensable de sentido, como hacen las bacterias por ejemplo, no le daríamos importancia a las cosas que nos rodean. Serían ecuaciones sin sentido.
 Imaginamos muchas cosas en el pasado. Fabulábamos entre mitos y dioses buscando respuestas y aún seguíamos encontrando preguntas. Eramos como un bebe naciendo. Ahora pasó el tiempo y estamos entendiendo de lo que somos parte. Espiando en puntitas de pie a la ventana que da a esa verdad.
Somos una nada anónima que piensa por ahí, pero que a la vez nos creemos los reyes de todo.
Y lo peor
Lo peor es que nos creemos eternos. Nos las damos de.

Encima tenemos el tupé de arrebatarle de a poco la vida al planeta que nos dio un lugar. Es como una tragedia; el niño matando a su madre.
y lo más desalentador no es solo que el mundo es irreparable, si no que se puede destruir aún un poco más.







pero ni l mundo es irreparable y se puede destruir aún más

13 ago 2013

pinceles


mucha tropa riendo en las calles
con sus muecas rotas cromadas,

y por las carreteras valladas

escuchás caer tus lágrimas..




nuestro amo juega al esclavo

de esta tierra que es una herida,

que se abre todos los días,

a pura muerte,

a todo gramo..



pasarán los discos
subirán las aguas,

cambiarán las crisis

y pagarán los mismos,




y ojalá que tu 

sigas mordiendo mi lengua..

9 ago 2013

aquellos que vienen después de la muerte

Era una época lejana. Una época de guerras. Donde venían ladrones a las pobres aldeas, con caballos, lanzas y espadas. Hacían masacres con tal de robar unos licores y obligar a algunas mujeres. A parte de eso, toda la región estaba suspendida entre dos grandes ejércitos que se mataban entre sí, rompiendo todo y olvidando lo que estaba a su paso. No sabemos bien sus razones, pero siempre son las mismas.
En una pequeña aldea del Este reinaba la tranquilidad aunque sea de a ratitos. Suspiraban entre ruidos de bombas lejanas y pedían al primer Dios que se les ocurriera que proteja su hogar y a su familia.
Como en toda pequeña comunidad existían reconocidos sabios, prestigiosos monjes y sacerdotes.
Sobre uno de los sacerdotes posaba la armonía del lugar; era quien se ocupaba de bendecir y cuidar espiritualmente a los aldeanos. Era médico, consejero, padre y hermano.
Él no entendía por qué se le asignaba menuda tarea; no era más que otro hombre, no se sentía más que otro hombre. Era viejo, estaba a punto de pasar la línea; era un ser que ya estaba curtido de décadas y heridas. Se sentía pequeño y gigante, inmenso y escaso. La ardua tarea de sentir que siempre debía tener una respuesta lo descolocaba; había situaciones que él no podía controlar, como pasa en la vida misma. Pero las familias estaban tranquilas mientras este hombre se situara cerca de ellos.
Un día llegó un forastero al pueblo; había corrido kilómetros y kilómetros en busca de una civilización. Necesitaba agua, su corazón bombeaba demás.
Mientras lo tranquilizaban, reveló que vio al Ejército del Sur aproximarse a pasos agigantados, para realizar alguna emboscada. Todo el pueblo sabía que podría pasar; aún sin ser un objetivo, por un poco de mala suerte o puto destino, podrían atormentar la aldea, invadirla o quemarla. Lo que se les antojara. Así de crueles son las guerras, y un puñado de hombres con un poco de poder.
Todos corrieron a ver al sacerdote para ver qué pensaba sobre la noticia. Si contestaba lo obvio, que era que no podía hacer nada, que era solo cuestión de rezos y esperas, la gente empezaría a sentir escoria y la ausencia de una posible solución.

Debido a su extrema atención con los desamparados durante toda su vida (y menospreciándo la suya), fue victima de una enfermedad. Quedo postrado en un manto sobre el suelo, mientras algunos se reunian a su alrededor para compartir su dolor.
-Si el sacerdote muere quedaremos solos ante esta catástrofe!
-¿Qué vamos a hacer?!


Ante las incógnitas de los angustiados, tuvo que responderles;
-No se preocupen, mis aldeanos. He decidido sacrificar mi vida por ustedes. De esa forma toda la región se salvará y quedará santificada.

Y tal como se los prometió, a  días de sentirse morir, el anciano cumplió. Mandó a hacer un pozo muy profundo donde el sacerdote quedaría rezando por las almas desamparadas los últimos días de su única vida. Lo único que lo mantendría comunicado con el exterior, sería un pequeño tubo de bambú. Le había pedido a los aldeanos que aunque lo pidiera el mismo, que no lo saquen de allí. Que ese era su lugar, y que debía cumplir su promesa.
Se encontraba solo en la oscuridad, tocando una pequeña campanilla que dejaría notar su ausencia el día en que se deje de escuchar.

A fuera, todos estaban rezando para que su sacrificio sea aceptado por Buda.
 Su figura iba  a ser una deidad.
3 días pasaron, en la oscuridad del pozo, tocando la pequeña y dorada campanilla, haciendo plegarias y pidiendo por ellos.

Se sentía morir; la hora estaba llegando.
Pero en un instante de flaqueza, sus tristezas hicieron que sea víctima del arrepentimiento. Quería mantenerse aferrado a la vida; había tenido un contacto horrible con la oscuridad. No podía creer que ya no habría solución.
Soltó unas palabras, entre lágrimas, casi arañándose el rostro, con los ojos hechos plato y vidrios rotos.
-Yo siempre fui generoso con todos los aldeanos, ¿pero por qué debo sacrificar mi vida por ellos?!
Nació gritando, y asi murió.
-¿¡Por qué a mi!?
Gritando.



Su cadaver fue embalsamado para convertirse en una figura sagrada, pero su alma no tuvo salvación alguna, y quedó atrapada en la obscuridad.



Le pareció una eternidad.




Entonces, fue cuando escuchó la voz de ese hombre entre las tinieblas.
-Odialos...Odialos a todos.
Abrió sus ojos, aún seguían mojados.
Era una figura maligna, era todo aquello que describía a algún diablo.
-Odialos. Tienes el derecho de hacerlo. -siguió- Pobre hombre, al ser considerado un santo no se te fue permitido mostrar confusión o preocupación. Y lo peor, es que ninguno de esos aldeanos te tuvo en cuenta. Te sepultaron y te obligaron a que sacrifiques tu vida por la de ellos, dejándote en esta enfermante oscuridad.

Esas palabras jamás hubieran salido de su boca. Se sintió confortado, alguien por fin lo entendía. Estaba arrodillado en quién sabe donde, al rededor de quién sabe qué. El vacío mismo, tenebroso, él en el medio. Confundido, seguía ocultando sus ojos llorosos con sus manos sucias.
Estaba en su infierno, ardiendo entre sus propias llamas; ahogado en sus lágrimas; perdido en su eternidad. Solo él. Solo él y aquella figura, que le dió su entendimiento, que lo acobijó entre sus maldades, y luego desapareció.
El aura del anciano se entristeció completamente para siempre.


Jamás pudo sentirse humano; su condición y relevancia no se lo permitían. Pero no se puede ser algo y no serlo. Necesitaba tener un momento de humanidad. Y lo tuvo ahí, comprendió, en el instante de morir. Necesitaba sentirse de carne y huesos el último momento de su vida, aunque eso le costara el infierno.
Quedó otra vez solo, como en la vida, pero en la muerte.
-







Un tiempo después, una luz se posó en su nada oscura; era una mujer de túnicas blancas, cabellos largos y miraba compasiva, pero fría. Tenía algo para decirle, sabía leer lo que brotaba en sus ojos. La angustia y la ira formaban el aura de aquel hombre.
Se sentó frente a el.
-Puedo sentir que fue una persona muy bondadosa en su vida pasada.
-¿Por qué me miras tan fijo? ¿A caso quieres ver mi corazón?- dijo el anciano, cansado y eterno.
- No, no  es necesario. Puedo notar la angustia que sale de cada poro de tu piel..
El hombre suspiró, y miro al temible vacío.
- Es irónico, como Santo perdoné y ayudé a todos los necesitados. Pero al morir, fui víctima de arrepentimientos. No resulté ser un santo, eso lo descubrí al estar en mi propia agonía...
-Es humano confundirse, nos ayuda a buscar la excelencia...-lo tranquilizó.
-No pude convertirme en un ser iluminado, mi obsesión por la vida hizo que mi alma pecadora cayera al mismo infierno.
La mujer veía su desgano y el pesar de su derrota. Pero no entendía su guerra, esa necesidad de limitar su vida humana. de sentirse atrapado por una triste condición.
-No es una verguenza sentir tristeza por haber perdido tu vida terrenal. ¿Acaso piensas que alguien desea morir? Y si alguna pobre alma  lo desea, que en el último segundo no se arrepentiría? Ese instante debe ser el más vital de cada persona; ese tira y afloje con el abismo, lo desconocido.
La extraña mujer abrazó al sacerdote y lo invitó a confesarse por última vez; que saque toda aquella impureza que aún dormía en su corazón, que se le aflojen las piernas por primera vez, que pueda soltar hasta el último detalle de su calvario personal.
Luego de varias horas de hablar con aquella mujer, su aura de iluminó, y pudo descanzar en la paz eterna.
Allí también, en esa confesión, volvió a sentirse humano, aún después de la mismísima muerte.


8 ago 2013

Benedetti, qué grande Benedetti

“He llegado a pensar que, después de todo, la conciencia es simultáneamente nuestro cielo y nuestro infierno. El famoso juicio final lo llevamos aquí, en el pecho. Todas las noches, sin ser conscientes de ello, enfrentamos un juicio final.Y es de acuerdo a su dictamen que podemos dormir tranquilos o revolcarnos en pesadillas. Ni salomón ni psicoanalista. Somos juez y parte, fiscal y defensor, que mas remedio. Si nosotros mismos no sabemos condenarnos o absolvernos ¿quien sera capaz de hacerlo? ¿quien tiene tantos y tan recónditos elementos de juicio sobre nosotros mismos como nosotros mismos? ¿acaso no sabemos, desde el inicio y sin la menor vacilación, cuando somos culpables y cuando inocentes?”

6 ago 2013

Pequeñas locuras

Terminé humeando un video de Youtube de Mai,, una nena de aproximadamente 8 años que entre flashadas infantiles (el 90% de sus palabras) cuenta cómo hay que actuar cuando te gusta alguien por primera vez. me shockeó! es interesante. la libertad con la que se manejan los pibes de ahora desde tan pequeños es novedoso para todos, la facilidad de comunicarse; saber que te va a ver el mundo entero.
Ella tuvo pocos amores pero que te asegura que cuando conocés a alguien tenés que estar tranquilo por que si te hacés el otro o mentís para gustarle no va a funcionar. QUE NO TE PRESIONES.
La nena es muy loca y seguramente tiene algun problema de hiperactividad muy heavy.
Miro otro video, también es genial;
"chicas, tengo que rebelar una cosa, NUNCA ME COMPRÉ UNA CRAZYBAR!! Y NO EXPLOTÓ EL MUNDO!!"
También cuenta que cuando el furor era Justin Bieber las chicas te miraban mal como diciendo "¡Es pecado! ¡es pecado!" (textual de ella) si no te gustaba o no tenías nada pero nada de él. Que le decían rarita (miren, acá también hay "bullying"). Y hace una parodia de lo estúpida que es la canción que dice "baby baby baby oh" durante aprox. 3 minutos.
Por último de ella,  cuenta un secreto revelador de la humanidad; NUNCA TUVO UN ÍDOLO. Que no entendía nada del fanatismo de las nenas por Miley Cyrus o Selena Gomez, que ella veía ídolos a las personas que quería, y a los bloggers. jaja
Videos de 137.000 visitas. están todos geniales!




Ojo, es muy bueno que los chicos sean tan abiertos al mundo y que no se los condicione a experimentar y conocer-se, pero a veces las cosas se van de las manos y termina ocurriendo lo que ví y me empactó el otro día. Estaba con una amiga y puso la página www.omegle.com donde te comunicás con cámara con cualquier persona del globito.
Y en una que otra cámara aparecen nenas que esperan a que haya un hombre del otro lado para tocarse o levantarse la remera, medio en chiste y medio copiando.
Horrible

2 ago 2013

sin ley

No es por estar colérica ni muchos menos rencorosa. Hablo de momentos de ira, donde sin importar leyes o normas quieras agarrar a esa persona de los pelos, tirarle la bocha contra la vereda, romper sus dientes contra el cordón de un solo zapatillazo.Te guardaste todas esas palabras que nunca dijiste en el estómago, haciendo retorcijones, destruyendo las mariposas. Y ahora le vas a vomitar tus verdades.
Escupirle la cara para que sepa que te vale madre todo esto. Que no te importa mostrar tus garras y tus dientes, que sos eso. Sos un animal y te defendes como tal, enfermo de bronca, sangrando calentura, con los pelos de punta,
la sangre hirviendo,
a todo o nada.
Sos vos contra este mundo.

Por mas corbata que te pongas seguis siendo un zapato. Todas estas jaulas con tinte a oficina o casa soñada no guardan tus lágrimas, tus gritos, tu sexo, tus fantasmas. Encasillado para no soltar a la bestia. Sos un animal que no lo dejan ser.

citás a dalai lama,
a osho,
te creás un dios,
vas a joya,
hacés reiki,

y sin embargo
chocás como los meteoritos
y explotás como todas las estrellas




1 ago 2013

"el momento más solitario en la vida de una persona es cuando está viendo como su mundo se desmorona, y lo único que puede hacer es mirar fijamente"
F. Scott Fiztgerald