22 dic 2013

Trenes, camiones y tractores

Viajé mucho esta semana; subtes, trenes, colectivos, caminatas. Esos lugares fugaces donde nadie se mira a la cara. Los trenes con su cumbia, palito bombón helado, tarjetas navideñas y gentes cansadas. Del calor, de la vida, del trabajo, de los nenes, de las deudas, de los problemas. Nadie dice nada; algunos con celulares, otros con auriculares, mirando a la ventana o a algún culo presente. En su mundo, aunque compartiendo el mismo tren. Sería tan diferente si nos acostumbráramos a saludar cuando entramos en transportes públicos. O por lo menos saludar al que está al lado. Sería más lindo, sí, hasta se viajaría mejor. (cómo me molesta la gente que no saluda al colectivero)
 El subte, cargado de su gente capitalezca, todos intentando parecer un poco más importantes de lo que se sienten en realidad, y a menudo. Se inventan personajes, se cargan de marcas, de historias, en realidad, tristes. Huyendo de la ciudad por el subterráneo, para luego subir y llegar a otro lado dentro de ella. 
En el bondi, unos locos se pusieron a tocar y a cantar. No era  a la gorra, por plata. Era por ganas, de, qué se yo, cambiar al Obelisco por un tobogán gigante, de pintar sonrisas en las muecas rotas. De cambiar el asfalto por pasto, de cantar una que sepamos todos. De que haya palmas, de que haya quilombo. 
Viajes largos, de una punta a la otra, atravesando lugares que nunca conocí, caras que no voy a volver a ver. 
Me senté en el tren con un libro.  Escuché música en el subte. Tomé una birra en el bondi. Caminé hasta por inercia, mirando al piso, sin querer ver a nadie. No paraba de pensar y pensar en las tantas cosas que tengo en la cabeza. Creo que al fin y al cabo, eso es lo que  hace la gente cuando viaja; la razón de su burbuja. Aunque tal vez otras personas tengan la suerte de llegar a una conclusión. Yo no.
Yo por lo general no encuentro una; pienso por pensar. Pienso por que no encuentro el botón de apagar, por que me sale así. Por que no se puede parar de maquinar. 
Remuevo lugares de la memoria de mil formas diferentes, abro puertas que hace años estaban cerradas. Imagino verte en alguna vereda mientras el semáforo está en verde. Me imagino de aquí a cinco años, de aquí a 20 más. Me imagino feliz. Me vuelvo a mí, me dejo estar. Cambio de lugar las palabras, redescubro canciones que tenía en la mente hace bastante tiempo. Invento contestaciones que nunca contesté. Las preguntas que siempre me guardé. Los secretos que jamás conté.  Como una bestia insaciable, juego a recordar. A intentar darme respuestas, o mentirme un rato más. 

14 comentarios:

  1. La felicidad depende un poco -bastante- de la capacidad que tengamos de mentirnos a nosotros mismos. La verdad es insoportable.
    ¡Felices Fiestas! (?) :p

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. la verdad es tan cortante...
      felices fiestas a vos, jaja, mucho pan dulce y sidra!

      Eliminar
  2. A mi me parece que andamos más o menos todos igual.

    ResponderEliminar
  3. Retrataste una clásica salida de mi casa (muy pocas veces salgo de mi casa) en la que debo tomar varios transportes públicos, me siento de la misma forma.

    ResponderEliminar
  4. El cerebro no para de funcionar y una de las formas en que lo manifiesta es esa, que no para de lanzarnos mensajes. Una vez alguien me dijo, puedes dejar de pensar, puedes parar la máquina. Es imposible, no puedes encontrar el botón de apagar. La naturaleza lo hará por nosotros. Mientras tanto me has llevado por el subte y el bondi y es como si hubiera estado allí.

    Feliz Navidad Nele.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. publicita recuerdos, crea nuevos y destruye tantos otros..un verdadera máquina a sangre fría, matándonos de a poco, a punzadas al corazón..

      Eliminar
  5. A veces lo interesante es, justamente, no llegar a ninguna conclusión. Dejar que sea el propio pensamiento que se encadene con otra idea opuesta y se vaya formando una línea de pensamientos no-lineales delimitada por la sola idea de pensar algo.
    De ahí suelen venir mis mejores ideas (y es por eso que siempre tengo un cuaderno a mano).

    El problema es cuando uno tiene algun toc fuera de control y tiene que cerrar las cosas impulsivamente, creo. Sería una dicotomía linda de ver :P

    ResponderEliminar
  6. también, es cierto. cito al gran gustavo cerati:
    "fluir,
    sin un fin más que,
    fluir"
    fin de año hace parecer que no queda más tiempo, y opaca a las buenas ideas. bah , es todo el año así, no?
    besos!

    ResponderEliminar